En 2017 el incremento de las compraventas se estima que será del 4,3%. El mercado superará la barrera de las 500.000 compraventas gracias al papel creciente de los inversores.
Sin el recalentamiento de la burbuja de hace diez años y sin la pujanza demográfica de antaño, la vivienda ha vuelto a niveles más o menos normales, aunque aún no se puede decir que la crisis haya quedado atrás. “La tendencia de 2017 es claramente alcista, pero atenuada”, apuntan desde Servihabitat.
Entre los motores de la recuperación destacan la mayor concesión de crédito hipotecario, la mejora de la estabilidad laboral y el incremento del interés de los inversores, que ven la vivienda como valor refugio frente a otro tipo de activos.
El resto de los indicadores del sector seguirán mejorando este año de forma notable. Por ejemplo, el stock de pisos nuevos sin vender caerá hasta 315.000, la cifra más baja desde 2006, antes del estallido de la burbuja residencial. Además, la ratio de años de salario necesarios para pagar el piso se situará en seis, tres menos que en 2007. La rentabilidad bruta del alquiler (sin plusvalías) subirá a cierre de 2016 al 5,4% (es decir, un 10% contando la revalorización media a un año, como hace el Banco de España, cuya última cifra disponible se sitúa en el 8,3%, 3,9 puntos más que sin plusvalía).
Tímidamente, las grúas vuelven a instalarse en las calles, sobre todo en las zonas más consolidadas, en las que, aunque sigue habiendo algo de stock, éste no se cruza con la demanda, por necesidades y localización más que por precio.
El número de viviendas terminadas también se elevará en torno al 20%, hasta las 68.000 unidades en 2017, según Servihabitat.
En cuanto a la división territorial de la mejoría inmobiliaria, se darán tres velocidades. La primera, las zonas en las que hay una demanda alta y la oferta se encuentra en niveles técnicos. La segunda velocidad del sector residencial se da en las zonas donde la demanda tira, pero hay stock.
Sin embargo, aún existen muchas autonomías cuyo mercado residencial se recupera a una tercera velocidad, más baja, ya que en ellas el precio continúa ajustándose a la baja o se mantiene estable, debido a que la demanda potencial está mucho más contenida y/o a que disponen de volúmenes de stock todavía considerables.